A 24 horas, lo que parecía que iba a ser una votación más o menos sencilla para el Gobierno amenaza con volverse un tormento. Al igual que pasó con la reforma laboral, el Ejecutivo todavía no cuenta con los apoyos suficientes para sacar adelante este jueves el plan de choque contra las consecuencias económicas de la guerra. El espionaje a independensitas con el programa Pegasus ha dinamitado los puentes con ERC, que ha vuelto a amenazar al presidente Pedro Sánchez con tumbar uno de sus decretos estrella. Es más, el portavoz republicano Gabriel Rufián le ha instado a «pedirle el teléfono a Alberto Casero», que fue el diputado del PP cuyo error permitió que se aprobara el nuevo marco laboral. Mientras, el jefe del Ejecutivo opta por mirar a su derecha y pide públicamente a los ‘populares’ su apoyo, pese a que no introducirá ninguna de sus últimas propuestas al decreto.
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