El líder de la secta desarticulada en una masía de Vistabella (Castellón) ha fallecido este fin de semana en el centro penitenciario Castellón I de la capital de La Plana, donde ingresó el 17 de marzo junto a otros dos de los nueve arrestados en el operativo policial contra la organización, acusada de cometer delitos sexuales contra adultos y menores. Lo han confirmado fuentes sindicales, que indican que Antonio G. L., de 64 años, y que se hacía llamar “enviado de Dios”, no estaba en régimen de aislamiento y “hacía vida completamente normal”. Durante varias semanas permaneció en el módulo de enfermería por las dolencias médicas que sufría. Se ha abierto una investigación reservada para aclarar lo ocurrido, un trámite “habitual”, dicen las mismas fuentes, cada vez que se produce un óbito en el interior de un penal. No obstante, se estima “muerte natural” por las patologías previas que sufría, han indicado desde la Subdelegación del Gobierno en Castellón.
La titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Castellón decretó el pasado 17 de marzo el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, para el líder espiritual y dos personas más, por su supuesta pertenencia a la cúpula de una secta destructiva con sede en la masía la Chaparra, en el término de Vistabella, un pueblo de Castellón de 350 habitantes. Se les acusaba de cometer delitos sexuales contra adultos y menores. Se les investigaba, además, por presunta trata de seres humanos y exhibición de pornografía a niños.
La secta operó durante al menos tres décadas en una masía de gran extensión, aislada y blindada del exterior con un vallado y cámaras de seguridad, donde residían varias familias con menores. Doce de las víctimas fueron liberadas por los efectivos