El rey emérito Juan Carlos I ha tenido un pequeño susto este sábado por la tarde en Pontevedra, a donde se trasladó para ver el partido de balonmano en el que jugaba su nieto Pablo Urdangarin.
Don Juan Carlos, que llegó el pasado jueves a Galicia en vuelo privado desde Abu Dabi, tenía previsto participar este sábado en las regatas de Sanxenxo, que finalmente quedaron canceladas debido a las malas condiciones meteorológicas. En su lugar, viajó hasta Pontevedra para asistir al partido de balonmano entre el Cisne y el Barça B, el club donde juega Pablo Urdangarin.
El emérito llegó al pabellón con el encuentro ya comenzado, acompañado por su amigo y anfitrión, el empresario Pedro Campos, a un lado, y flanqueado por su familiar Pedro de Borbón y Dos Sicilias, al otro. Desde la primera fila, don Juan Carlos vio el partido en un lugar reservado detrás de la mesa arbitral.
Tras finalizar el encuentro deportivo, donde ganaron los locales, abuelo y nieto se fundieron en un cariñoso abrazo, aplaudido por muchos aficionados, charlaron durante un minuto y se despidieron poco después.
Sin embargo, ha sido al incorporarse de la grada cuando el emérito ha sufrido un pequeño susto que pudo terminar en un accidente mayor. El monarca trató de apoyarse en varios miembros de su equipo de seguridad, pero un resbalón hizo que casi terminase en el siguiente escalón.
Las cámaras allí presentes captaron el momento, en el que puede apreciarse la cara de susto del rey emérito después del traspié.
Finalmente, todo quedó en un pequeño incidente y don Juan Carlos pudo salir del recinto, aunque caminando con dificultad y apoyado con un brazo en uno de los miembros de su equipo de seguridad, y, con el otro, primero en la barandilla de la rampa de acceso y