Los rezagos y dificultades que enfrentan muchos de los indígenas canadienses –particularmente las mujeres- están lejos de desaparecer. Algunas cifras que han salido a la luz en días recientes muestran incluso que el escenario no deja de empeorar. De acuerdo a la Oficina del Investigador Correccional, institución que vela por los derechos de los detenidos en Canadá, la mitad de las reclusas en penales gestionados por Ottawa pertenecen a los grupos autóctonos. Sin embargo, las mujeres de estas comunidades representan el 4,9% de la población femenina del país.
“Por primera vez alcanzan el 50%. Es simplemente impactante y vergonzoso para un país con tantos recursos”, declaró Ivan Zinger, investigador correccional de Canadá, al diario The Globe and Mail. En 2015, las mujeres indígenas constituían el 35% en penales federales. Según Estadísticas de Canadá, representaban a principios de 2021 el 42% de las internas en cárceles provinciales y territoriales. Actualmente, el 32,7% del total de hombres y mujeres recluidos en centros federales son de origen autóctono. La población penitenciaria no indígena se ha reducido en un 18% en la última década, mientras que la de estos grupos ha aumentado un 28%.
Cyndy Wylde es profesora en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Ottawa; laboró durante 25 años en el Servicio Correccional de Canadá. Wylde comenta a EL PAÍS: “Desde 1970 se cita la sobrerrepresentación indígena en la red penitenciaria. Y más de medio siglo después, las cifras siguen empeorando. Vemos las consecuencias del colonialismo. El sistema judicial no está adaptado culturalmente a estos grupos y está basado sobremanera en castigar, faltan servicios, hay barreras lingüísticas. Las comunidades deberían ser el actor