Carlos Alcaraz es el nuevo rey de Madrid. El joven tenista murciano conquistó el Open de la capital española tras vencer al alemán Alexander Zverev, campeón de la pasada edición, en dos sets (6-3, 6-1), en una final ya histórica en la que el español se confirmó como la esperanza del tenis nacional y que apenas sobrepasó la hora de juego.
Comenzó el partido igualado, con los dos tenistas conservando su saque ante la central Manolo Santana de la Caja Mágica, abarrotada y volcada con el nuevo ídolo local. Al sexto juego llegó el primer break del español, que selló en blanco, y a partir de ese 4-2 ya tuvo la final en el bolsillo a medida que mermaba la moral del alemán.
Zverev fue desconectándose con cada golpe ajustado del español, que no acusó en absoluto el desgaste de haber ganado al número uno del mundo, Novak Djokovic, en el partido de semifinales del sábado que se alargó cuatro horas.
Cerró la primera manga con un contundente 6-3, también con juego en blanco, y puso de pie a todos los asistentes, que sabían que tenían ante ellos al absoluto dominador de la arcilla madrileña, verdugo de, nada más y nada menos, Rafa Nadal en cuartos de final, en un partido son sabor a relevo generacional.
Arrancó el segundo set en favor de Zverev, reticente a bajar los brazos, pero cediendo demasiados puntos ante un rival con mucho más hambre y motivación que no cedió un saque en todo el partido. Con la rotura del servicio en el tercer juego, con el que Alcaraz se puso 2-1 arriba, la final fue un paseo para el murciano, imparable, y una caída en picado para el alemán, que encadenó varios errores no forzados que se sumaron a la ya de por si tendencia ganadora del nuevo campeón de Madrid.
Sumó tres roturas seguidas Alcaraz para colocar el