El jueves, en el viaje de Madrid a París, Florentino Pérez quiso saber qué pensaba Vinicius Jr. de la final del sábado: “Ganamos seguro”, le dijo con una sonrisa. El mismo aplomo disfrutón que durante todo este curso en el que pareció que otro futbolista se había instalado en su cuerpo. La misma confianza que cuando era un regateador deslumbrante y fallón. Pero ahora el presidente se encontraba ante uno de los jugadores más determinantes de Europa, 21 goles y 20 asistencias hasta la final, y en la delegación madridista instalada en el Hilton de la Ópera en París, se repetía el lance con cierta confianza infantil. Hasta que llegó la final y Vinicius ejerció de killer y abrió el marcador, el gol con más peso de la final, si se pudieran dejar a un lado todos los que evitó Courtois, en una noche de época.
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Alisson, Virgil Van Dijk, Trent Alexander-Arnold, Ibrahima Konate, A. Robertson, Thiago (Roberto Firmino, min. 76), Fabinho, Henderson (Naby Keita, min. 76), Salah, Luis Díaz (Diogo Jota, min. 64) y Mane
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Courtois, Alaba, Eder Militao, Dani Carvajal, Ferland Mendy, Casemiro, Kroos, Modric (Dani Ceballos, min. 89), Benzema, Vinicius Junior (Rodrygo, min. 92) y Federico Valverde (Camavinga, min. 84)
Goles 0-1 min. 58: Vinicius Junior.
Árbitro Clément Turpin
Tarjetas amarillas Fabinho (min. 61)
Hasta el momento del gol de Vinicius, el Madrid aguantaba el partido más que jugarlo, sostenido por el portero belga, tal vez en su velada más inspirada y determinante. Contra Salah, contra Diogo Jota, contra Mané, otra vez contra Salah. Apenas un meta aguantando un tiroteo y alguna carrera de Vinicius, temido por la grada red, que celebró el primer robo de Konaté como un gol.
El Madrid estaba grogui, y esta vez lo despertó un interruptor