En el despacho de Director General de Correos en Madrid, Juan Echevarría Puig redacta unas notas a mano. O lo hace cuando en Barcelona la oposición catalanista está negociando con el gobernador civil la primera celebración de la Diada -la del 11 de septiembre de 1976 en Sant Boi- o solo cuando hace dos o tres días que se ha celebrado aquella manifestación que mostró públicamente y por primera vez el apoyo social transversal que el catalanismo político tenía al salir de la dictadura.
El joseantoniano Echevarría es alfil de uno de los hombres con mayor proyección de futuro del primer gobierno de la monarquía: Manuel Fraga. Y las notas que Echevarría redacta forman parte de uno de los vectores de la Transición que Fraga querría pilotar: el
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