Adriana Lastra sigue siendo vicesecretaria general del PSOE. Pero ya no tiene tanto poder como antes. «Congreso o partido», le preguntó Pedro Sánchez en una reunión que mantuvieron en verano. Y la número dos de la formación tuvo que decidir entre seguir siendo la portavoz parlamentaria o mantener su cargo en el aparato socialista. Optó por lo segundo.
La asturiana se decidió por la vicesecretaría del PSOE con la confianza de que seguiría siendo la dama de hierro de Ferraz como lo había sido hasta ahora. La persona que concentraría todo el poder, teniendo en cuenta que Sánchez ocupa su día a día en el Gobierno. Un Gobierno, por cierto, en el que Lastra rechazó entrar, entregada a «su pasión» por el trabajo parlamentario.
Pero, pasado el 40º