Pedro Sánchez está empeñado en imponer un modelo de política exterior feminista. Con ese fin ha dado dos pasos. El primero de ellos, dar instrucciones sobre el comportamiento del personal diplomático para que todos ellos promuevan activamente las políticas de género, especialmente, si quieren ascender y ocupar cargos relevantes. El segundo, designar a una inspectora de feminismo para que vigile el cumplimiento de este mandato. Toda una inquisición de género.
«España apuesta por una concepción práctica de la política exterior feminista con metodología propia orientada a acciones concretas”. Así detalla la nueva política exterior el manual que ha entregado el Gobierno al personal de Exteriores con un propósito: convertir las embajadas en