El activismo se caracteriza por una determinación feroz y una propaganda sin desmayo. Estas son las virtudes que adornan a Podemos, el socio de Sánchez en el Gobierno, y las está empleando a fondo con motivo de la derogación de la reforma laboral, caballo de batalla al que dio pie el presidente cuando firmó el pacto de coalición que lo mantiene en el poder sin calibrar las consecuencias en un escenario insólito alterado por la pandemia, la crisis económica correspondiente y luego las ayudas condicionadas de la Unión Europea.
En aquellos momentos de euforia con la Moncloa a su alcance, Sánchez -cuyo interés por la economía equivale a cero- no reparó en que la reforma laboral del PP fue una de las exigencias que impuso Bruselas a Rajoy en 2012