Lo ha hecho con fuerza, coinciden en el sector, que subraya que, por supuesto, había muchas ganas entre el público tras un año y medio de duros confinamientos e intermitentes -e igualmente atosigantes- cierres y reaperturas.
Qué mejor termómetro de este retorno entusiasta que las jam session, ese punto de encuentro de músicos distintos que interactúan, improvisan y experimentan juntos tratando de dar lo mejor de sí ante una audiencia que, a su vez, busca una experiencia nueva y sorprendente cada noche. Pues bien, los organizadores y habituales de estas sesiones lo tienen claro: las jams han vuelto con más ímpetu que nunca, empujados, en parte, por una nueva generación de músicos jóvenes hartos de no poder expresarse y que han decidido llenar