A Ana Guerra, que venía de la calma chicharrona de su isla, la fama le llegó por vía express, a ritmo de prime time, con un 19% de cuota de pantalla. Operación Triunfo le hizo las maletas al estrellato en 2017, la añada de Aitana, Ricky Merino, Amaia Romero y cía., y desde entonces lo del anonimato es un lujazo que ya no le cabe ni en la agenda, ni en la almohada, ni en la vida. Pero ayer GRAN MADRID le hizo un requiebro al destino y Ana volvió a ser Ana a secas, sin aditivos ni popularidades: durante una hora, y acompañada nada más que por una guitarra españolísima, la canaria cantó de incógnito algunos de sus temas en el Metro de Madrid.
La cita es a media mañana en los pasillos de la Avenida de América, la segunda estación con más tráfico