La reforma del mercado de trabajo incide directamente en el mayor de nuestros males: la escasa creación de trabajo estable y bien remunerado. Sin duda, esta carencia es consecuencia de múltiples factores, más allá de la estricta reglamentación laboral, pero la inminente reforma, saliendo de la pandemia y coincidiendo en un momento de transformación productiva, es una gran oportunidad para avanzar hacia ese mayor y mejor empleo que tanto necesitamos.
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En los próximos meses, la primera demanda patronal será la flexibilidad, entendida como la capacidad de adecuarse a caídas en el nivel de actividad. El empresario necesita certeza de los tiempos y formas para reducir plantilla cuando las circunstancias lo exigen. Por su parte, para los